... Ahora somos amigos, paralelos.
A veces creo que es mi culpa, que hice algo que me salió mal y que todo es perfectamente entendible. Otras pienso que la verdad, que yo no hice nada, que sos vos con tu orgullo, que por ahí algo anda mal con vos, o que solamente cambiaste. Son sólo hipótesis que hago sobre razones para que todo este así. Lo único que sé es que las cosas están como están, y que no me gusta. Intenté que se arregle, pero no se pudo.
A veces siento que mi mejor amigo ya no es mi mejor amigo, y no entiendo por qué. Quizás soy sólo yo y mi karma de no poder tener mejores amigos hombres.
No entiendo dónde quedo todo. No entiendo que pasó y aunque supuestamente no pasó nada, yo no soy tan boluda.
En los momentos que pienso que debe ser él, con sus temas de él, veo como se lleva con el resto de la gente y todo eso me hace darme cuenta de que, él sigue estando igual con el resto de la gente.
Dice que está más forro que de costumbre... por ahí es sólo conmigo.
Generalmente no me gusta usar mi blog para estas cosas, pero generalmente lo necesito.
Me hace mal intentar solucionar las cosas y que no haya problema, por que ¿Qué hay para solucionar si no hay problema? entonces la única solución, por lo menos para mi, es dejar que las cosas pasen, el tiempo pase, y acostumbrarme a que otra vez, ahí va otro de mis mejores amigos que por unas u otras razones, dejé de tener.
domingo
miércoles
Tranquilize
Tengo que decir que me tomó desprevenida.
Nunca me imaginé que su historia fuese de esa forma. O por ahí sí, pero no tan específicamente. No es que me parezca mal, cada uno es libre de hacer lo que quiere, pero no puedo evitar preocuparme.
Tal vez es sólo que después de tanto tiempo sin recibir noticias, el discurso dio un vuelco, para mí, muy repentino. Me hubiese gustado escuchar su versión y que cuente como fue todo. Las palabras de ella fueron medio raras. Yo sé que no lo hubiese dicho de esa manera.
Fue inevitable los siguientes días al recibir noticias de ella, no pensar en ella. En su vida y en qué estará haciendo. A veces pienso si de verdad se acuerda tanto de nosotras como yo de ella.
Cada vez que la respuesta negativa viene a mi cabeza pienso en lo que me dijo su madre hará un mes atrás, y me aferro a eso. Pero es como tapar un problema. Hago de cuenta que no está ahí, pero yo sé, en algún rincón de mi mente, que está. No puedo evitar sentirme vacía a veces. Es medio exagerado, pero así me tocó a mi. El haber querido tapar el problema, lo cual era algo absurdo por que más que problema era una realidad, hizo que cuando saliera a flote sea mucho peor. Y estamos acá, a un año y 19 días exactamente desde la última vez que la vi, y es increíble como sigo escribiendo estas cosas, sin cansarme. Es increíble como sigo necesitando descargarme y sigo necesitando un soporte.
A veces pienso en mi persona favorita, y pienso, como el tiempo y el ambienta la debe haber transformado. Pienso... tal vez mi persona favorita, es ahora, una extraña. Y no la culpo, seguramente yo también esté así. Este año pasé por muchos cambios, y no me sorprendería que ella también me encuentre extraña. De cualquier manera, no deja de ponerme mal.
Ella tal vez cambie, tal vez sea esquizofrénica y tenga 48 personalidades distintas que me generen extrañeza. Pero siempre va a ser mi persona favorita. Y siempre siempre la voy a extrañar.
Nunca me imaginé que su historia fuese de esa forma. O por ahí sí, pero no tan específicamente. No es que me parezca mal, cada uno es libre de hacer lo que quiere, pero no puedo evitar preocuparme.
Tal vez es sólo que después de tanto tiempo sin recibir noticias, el discurso dio un vuelco, para mí, muy repentino. Me hubiese gustado escuchar su versión y que cuente como fue todo. Las palabras de ella fueron medio raras. Yo sé que no lo hubiese dicho de esa manera.
Fue inevitable los siguientes días al recibir noticias de ella, no pensar en ella. En su vida y en qué estará haciendo. A veces pienso si de verdad se acuerda tanto de nosotras como yo de ella.
Cada vez que la respuesta negativa viene a mi cabeza pienso en lo que me dijo su madre hará un mes atrás, y me aferro a eso. Pero es como tapar un problema. Hago de cuenta que no está ahí, pero yo sé, en algún rincón de mi mente, que está. No puedo evitar sentirme vacía a veces. Es medio exagerado, pero así me tocó a mi. El haber querido tapar el problema, lo cual era algo absurdo por que más que problema era una realidad, hizo que cuando saliera a flote sea mucho peor. Y estamos acá, a un año y 19 días exactamente desde la última vez que la vi, y es increíble como sigo escribiendo estas cosas, sin cansarme. Es increíble como sigo necesitando descargarme y sigo necesitando un soporte.
A veces pienso en mi persona favorita, y pienso, como el tiempo y el ambienta la debe haber transformado. Pienso... tal vez mi persona favorita, es ahora, una extraña. Y no la culpo, seguramente yo también esté así. Este año pasé por muchos cambios, y no me sorprendería que ella también me encuentre extraña. De cualquier manera, no deja de ponerme mal.
Ella tal vez cambie, tal vez sea esquizofrénica y tenga 48 personalidades distintas que me generen extrañeza. Pero siempre va a ser mi persona favorita. Y siempre siempre la voy a extrañar.
lunes
Una clase más de física.
De a poco siento como me voy alejando. Una voz que divaga y divaga sobre temas que a nadie en ese momento ni en ese lugar, le interesa escuchar.
La clase de física se hace aún más densa en los días como este. El calor era demasiado y yo, sentada en el último banco de la primera fila, solo pensaba en el timbre y en por qué estaba tardando tanto.
Estaba recostada sobre mi carpeta y mi mente se encontraba en lugares muy lejanos y ajenos a ese aula. Levanté mi vista y vi a mi compañera de al lado, quien también estaba durmiendo, mientras nuestro vecino de enfrente se reía señalándola. En ese mismo momento un chico hacía una pregunta mientras otro rezongaba por que esta clase no iba a ningún lado. La situación no parecía mejorar nada. Así que mientras el profesor hablaba por enésima vez en el mes sobre el principio de inercia y de como si por esas casualidades de la vida, tirás una latita de coca-cola(marca registrada) en pleno espacio, la latita te va a seguir, me dediqué a ver mi reloj. Todavía faltaban como diez minutos. No podía entender como era que el tiempo pasaba tan lento.
Me detuve a pensar en el tiempo y en aquella sensación. Miré a mis compañeros y me di cuenta, que en ese mismo momento, en ese exacto momento 350 chicos estaban deseando lo mismo, la llegada del timbre. 350 chicos estaban pensando que esos eran los minutos más largos de sus vidas, la espera al recreo. Cómo tanta gente, tan diferente, en un mismo lugar, aunque sea por diez minutos puede estar de acuerdo en algo.
Los minutos pasaban, y no pasaba nada. Lo que eran diez minutos, se me estaba transformando en horas, volví a mi reloj y me di cuenta de que sólo habían pasado 3 minutos.
Intenté buscar formas de pasar el tiempo, y decidí intentar prestar atención, pero con solo escuchar unas palabras provenientes del ser humano que todos nosotros teníamos enfrente, me di cuenta de que seguía divagando, y que finalmente se decidió a decir, que toda su clase de una hora, había servido para decir que la mesa, estaba formada por átomos. Dicho esto experimenté la típica sensación de desesperación que suelo sentir en las clases de física.
Volví a mi posición inicial. Cerré los ojos, lentamente me dejé llevar por el ritmo de mi respiración. Mi mente volaba entre todas las cosas que tenía guardadas en ella, cuando de repente, finalmente y sin previo aviso. El timbre. El sonido de alivio de la mitad de la clase. Me levanté. El sonido de cientos de chicos saliendo al mismo tiempo de sus aulas, el barullo incrementando. La gente saliendo al sol. Los chicos corriendo para llegar al buffet o a la librería antes de que se llene de gente.
Finalmente había empezado el recreo, y yo finalmente, descansaba aliviada.
La clase de física se hace aún más densa en los días como este. El calor era demasiado y yo, sentada en el último banco de la primera fila, solo pensaba en el timbre y en por qué estaba tardando tanto.
Estaba recostada sobre mi carpeta y mi mente se encontraba en lugares muy lejanos y ajenos a ese aula. Levanté mi vista y vi a mi compañera de al lado, quien también estaba durmiendo, mientras nuestro vecino de enfrente se reía señalándola. En ese mismo momento un chico hacía una pregunta mientras otro rezongaba por que esta clase no iba a ningún lado. La situación no parecía mejorar nada. Así que mientras el profesor hablaba por enésima vez en el mes sobre el principio de inercia y de como si por esas casualidades de la vida, tirás una latita de coca-cola(marca registrada) en pleno espacio, la latita te va a seguir, me dediqué a ver mi reloj. Todavía faltaban como diez minutos. No podía entender como era que el tiempo pasaba tan lento.
Me detuve a pensar en el tiempo y en aquella sensación. Miré a mis compañeros y me di cuenta, que en ese mismo momento, en ese exacto momento 350 chicos estaban deseando lo mismo, la llegada del timbre. 350 chicos estaban pensando que esos eran los minutos más largos de sus vidas, la espera al recreo. Cómo tanta gente, tan diferente, en un mismo lugar, aunque sea por diez minutos puede estar de acuerdo en algo.
Los minutos pasaban, y no pasaba nada. Lo que eran diez minutos, se me estaba transformando en horas, volví a mi reloj y me di cuenta de que sólo habían pasado 3 minutos.
Intenté buscar formas de pasar el tiempo, y decidí intentar prestar atención, pero con solo escuchar unas palabras provenientes del ser humano que todos nosotros teníamos enfrente, me di cuenta de que seguía divagando, y que finalmente se decidió a decir, que toda su clase de una hora, había servido para decir que la mesa, estaba formada por átomos. Dicho esto experimenté la típica sensación de desesperación que suelo sentir en las clases de física.
Volví a mi posición inicial. Cerré los ojos, lentamente me dejé llevar por el ritmo de mi respiración. Mi mente volaba entre todas las cosas que tenía guardadas en ella, cuando de repente, finalmente y sin previo aviso. El timbre. El sonido de alivio de la mitad de la clase. Me levanté. El sonido de cientos de chicos saliendo al mismo tiempo de sus aulas, el barullo incrementando. La gente saliendo al sol. Los chicos corriendo para llegar al buffet o a la librería antes de que se llene de gente.
Finalmente había empezado el recreo, y yo finalmente, descansaba aliviada.
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