Las ganas de no hacer nada.

Los días que entro a las 15:20 no tengo ganas de hacer nada. Paso horas en pijama, sin levantar la persiana, escuchando música. A veces me siento un tanto ermitaña.
Podría empezar a hacer cosas productivas. Voy a levantar la persiana, bañarme y fijarme que tengo para hacer.
Hoy es viernes, gracias, gracias. Mi fin de semana fríamente calculado está listo to get started.
Creo que esa es otra de las razones por las cuales prefiero no hacer nada. Este fin de semana voy a extrañar mucho mi cama, hasta el domingo no duermo. Tuve la sensación de que si hoy no dormía, me iba a quedar dormida el viernes a la noche o el sábado y que no iba a poder hacer nada, tenía miedo de no poder dormir. Creo que me estoy volviendo más tarada con el tiempo. En fin, pude dormir, y de última me busco algún pequeño espacio para dormir siesta mañana. No entiendo por que estoy diciendo todo esto.

Cambiamos de tema: Todavía no le respondí el mail a Amy. Soy muy pajera, veo todo lo que escribió y no sé. Soy una malagradecida, ella se gastó y yo tardo meses en responderle teniendo la computadora todos los días, a diferencia de ella. Amy, mi pajerismo(?) va a hacer que nos dejemos de hablar? No, algún día te lo voy a responder, lo prometo. Nada, nada, ni siquiera yo misma va a lograr eso. Te lo voy a responder, y aunque nos cueste, y colguemos, te prometo que vamos a juntar la plata (o por lo menos una ayuda considerable) para que vengas a estudiar. Como que me llamo Lucía Lucangioli. Espero no tener que cambiarme el nombre dentro de poco.

Bueno, y así, todavía en pijama y escuchando La Vela Puerca, me voy a hacer cosas un poco más productivas. Orbuá.