sentirse tan chiquita en un lugar tan grande

Necesito una máquina del tiempo.

Y la necesito ya.

A veces me siento una idiota por no haber aprovechado el tiempo como debía, aunque aún así nada hubiese cambiado. Las cosas pasan por algo. Y sobre todo pasan. A veces me dan ganas de que todo sea como antes, aunque ya se que es imposible y así termino, con una mezcla de nostalgia y tristeza en el pecho que no me hace nada bien.

Es como cuando estás atrapado adentro de algo y no podés salir. La claustrofobia de no poder salir, la angustia y la impotencia. A veces confía demasiado en que el tiempo haga su trabajo. Pero otras se tarda tanto que a veces no sé en que confiar. No pude confiar en que todo iba a durar más. Aunque sea unos días más.

Yo sé que canso llenando mi(s) blog(s) de esto pero, de a poco te vas dando cuenta que son tantas las cosas que guardás que de alguna manera u otra las tenés que eliminar.

En fin, me gusta pensar que por lo menos, todo pasó, quiero decir, por lo menos tuve el gusto de compartir esos años. Supongo que a estas instancias es mejor agradecer lo que pasó, que lamentarse por lo que no. Si no, estamos listos para entrar en un pozo del cual prefiero mantenerme alejada.
A veces sólo quiero tener mucha plata, para verla otra vez.

¿Separadas por la distancia? ¿Por los funcionarios de su país? ¿Por los sistemas?

Tal vez es un poco de todo.

Es horrible saber que siendo un menor, tu influencia es mínima. Pero yo sé que de alguna manera, se va a hacer la diferencia, digo, de alguna manera se va a hacer, nos tenemos que volver a ver.